septiembre 13 2025
A los 28 años, Camille ocupa un puesto verdaderamente único: es trabajadora comunitaria de proximidad dentro de la Junta Intermunicipal de Policía Richelieu–Saint-Laurent. Desde hace más de dos años, actúa como un puente entre los agentes de policía y las mujeres víctimas de violencia de género.
Con una licenciatura que combina criminología y victimología, Camille inició su carrera en el Centro Vespertino Denise Massé. Allí experimentó tanto la riqueza de los encuentros humanos como el desafío constante de acoger el sufrimiento sin juzgar, en un entorno donde cada persona avanza a su propio ritmo.
Aunque Camille nunca ha vivido personalmente la violencia de género, se sintió llamada a esta causa desde muy temprano. Convencida de su importancia, decidió enviar espontáneamente su currículum a Carrefour pour Elle, una casa de acogida para mujeres.
La dirección de la organización, donde trabajó inicialmente como suplente, reconoció rápidamente su potencial y le ofreció la oportunidad de asumir un reto sin precedentes: convertirse en la primera trabajadora comunitaria de proximidad directamente adscrita a una junta policial en Quebec.
La trabajadora que tiende la mano
Su puesto se creó gracias a la colaboración de tres casas de acogida de la región: La Maison Simonne-Monet-Chartrand, La Clé sur la porte y Carrefour pour Elle. Esta iniciativa reemplazó al protocolo cero, un sistema en el que los policías pedían a las mujeres firmar un formulario para ser derivadas a un recurso. Las limitaciones eran evidentes: ¿cómo resumir toda la complejidad de los servicios disponibles en apenas unos segundos, en plena situación de crisis?
Cada mañana, Camille revisa los casos de los últimos días. Entre 24 y 72 horas después de una intervención policial, contacta a las mujeres que podrían haber estado expuestas a la violencia de género. Su objetivo es ofrecer apoyo rápidamente—antes de que el miedo, el aislamiento o las dudas se instalen—y orientarlas hacia los servicios adecuados. La información se transmite así de manera cuidadosa, detallada y adaptada a su realidad.
Desde su llegada en junio de 2023, más de mil mujeres han tenido la oportunidad de recibir ayuda, mientras que solo unas pocas ya estaban en contacto con una casa de acogida. En un contexto donde cada instante cuenta frente a la violencia de género, Camille desempeña un papel crucial en la vida de estas mujeres.
La autonomía de las mujeres en el centro del apoyo
Cuando se le pregunta cuál es el mensaje esencial que desea transmitir a las mujeres que viven una situación de violencia de género, Camille responde con sinceridad y compasión:
“El papel de una trabajadora comunitaria es, ante todo, respetar tu ritmo, brindarte toda la información que puedas necesitar para que tomes tus propias decisiones de manera informada. Estamos aquí para ofrecer apoyo, no para dirigir.”
Con su presencia atenta y su escucha respetuosa, Camille ofrece a cada mujer que encuentra la posibilidad de sentirse escuchada, acompañada y capaz de retomar el control de su vida.